Brasil, que concentra el 45.5 % de la capacidad de producción regional de containerboard y aporta el 13 % de las exportaciones de papel virgen hacia América Latina, se encuentra en una posición especialmente vulnerable. Cualquier distorsión en su balanza comercial puede repercutir en la estabilidad de precios y en la disponibilidad de insumos críticos para las plantas ubicadas en Centroamérica y el Caribe.
Por su parte, el 54.8 % del papel reciclado que consume la región proviene de Estados Unidos. Esta elevada dependencia de un solo proveedor expone a las industrias locales a restricciones de acceso o incrementos inesperados de costos cuando se modifican las políticas comerciales norteamericanas.
Todos estos elementos han sido analizados en el informe especializado de Fastmarkets, titulado Latin America Pulp & Paper 5-Year Forecast 2025–2030, que recopila datos clave sobre comercio, producción y tendencias regionales en el mercado del embalaje de papel.
Una industria en ajuste: señales mixtas en el horizonte
En este entorno desafiante, la industria del cartón corrugado en América Latina atraviesa una fase de ajuste estructural. De acuerdo con el pronóstico de Fastmarkets, se espera un crecimiento regional del 1.4 % en la demanda de containerboard entre 2025 y 2026. Mientras que México (+0.7 %) y Brasil (+1.2 %) presentan un ritmo moderado, países como Perú (+11.6 %), Bolivia (+9.4 %) y Paraguay (+4.9 %) proyectan un mayor dinamismo, impulsado por su vocación agroexportadora y la reconfiguración productiva generada por el fenómeno del nearshoring.
Este comportamiento mixto revela la importancia estratégica del cartón corrugado como insumo transversal. Actualmente, el 65 % del containerboard producido se destina al sector alimentario, seguido por las industrias farmacéutica, química y de cuidado personal. Su función como componente esencial en productos de consumo masivo lo convierte en un barómetro del desempeño económico y en un pilar logístico para diversas cadenas de valor.
¿Ventaja geopolítica o fragilidad estructural?
El distanciamiento comercial entre China y Estados Unidos ha permitido a varios países latinoamericanos posicionarse como proveedores confiables. Sin embargo, esta ventaja estratégica enfrenta amenazas internas. La apreciación de monedas como el real brasileño o el peso colombiano ha encarecido los costos de exportación, reduciendo la competitividad del cartón corrugado frente a mercados más estables.
Paralelamente, la inflación afecta el poder adquisitivo de los consumidores. En este escenario, donde el empaque puede representar hasta un 30 % del precio final de un producto en góndola, la presión por reducir costos, competir en precio y diferenciarse mediante soluciones sostenibles es cada vez mayor para los fabricantes de cartón.
Nearshoring y sostenibilidad: dos motores de transformación
La tendencia del nearshoring continúa redefiniendo el panorama industrial. En 2023, México captó más de 36 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, canalizados principalmente hacia manufactura liviana, centros logísticos y plantas de ensamblaje, según datos de Hart Energy 2024. Este fenómeno abre nuevas oportunidades para el sector corrugador, tanto como proveedor de empaques adaptados a normativas internacionales, como socio estratégico en cadenas de valor regionalizadas.
Al mismo tiempo, la sostenibilidad se ha convertido en un eje prioritario. Regulaciones como el Reglamento de Envases y Residuos de Envases (PPWR) en Europa y leyes de sustitución de plásticos en Chile, Colombia y Perú están impulsando la adopción de materiales más amigables con el ambiente. En este contexto, el cartón corrugado destaca por su alta reciclabilidad, bajo impacto logístico y funcionalidad, consolidándose como uno de los materiales preferidos en la transición hacia la economía circular (Comisión Europea, 2024).
Estrategias para una industria resiliente
Frente a este panorama cambiante, el llamado para el sector es claro: anticiparse con agilidad, diversificar proveedores, optimizar procesos y fortalecer alianzas regionales. La inercia estratégica representa un riesgo mayor que cualquier arancel. La resiliencia del cartón corrugado no solo radica en su capacidad de proteger productos, sino también de sostener empleos, economías y cadenas de valor en toda la región.
En un entorno donde la competitividad se redefine continuamente, las empresas que logren innovar, colaborar y adaptarse serán las que marquen el rumbo de la industria en los próximos años.