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Más que empaque: el corrugado como ventaja estratégica en el comercio global

Escrito por Silvia Conejo Ventura | Oct 13, 2025 4:03:05 PM

En América Latina y el Caribe, la exportación de productos frescos y perecederos depende de un elemento tan silencioso como determinante: la caja de cartón corrugado. De bananos y piñas en Centroamérica, a flores en los Andes, uvas en Chile y mariscos en el Caribe, la región confía en un empaque que combina resistencia, ligereza y sostenibilidad. Cada caja es un pasaporte que permite que los bienes lleguen intactos y en condiciones óptimas a mercados tan exigentes como Europa, Norteamérica o Asia.

La competitividad ya no se mide únicamente por la calidad intrínseca del producto. Hoy, los compradores internacionales valoran también la forma en que este se transporta. El corrugado se ha posicionado como el estándar porque responde a tres exigencias clave: preservación de frescura, eficiencia logística y cumplimiento con regulaciones ambientales cada vez más estrictas.

Frutas, flores y mariscos: un reto compartido

La diversidad productiva de la región pone a prueba la versatilidad del corrugado. En el banano, la caja debe resistir largas travesías marítimas y mantener ventilación para reducir el riesgo de maduración prematura. En la piña, además de la resistencia estructural, es clave que el empaque soporte la humedad sin perder estabilidad.

Las flores, en cambio, exigen cajas largas y delgadas, diseñadas para mantener tallos erguidos y temperaturas controladas. En el caso de los mariscos y pescados, se utilizan estructuras corrugadas con recubrimientos hidrófugos que permiten conservar la cadena de frío y, al mismo tiempo, garantizar la inocuidad del alimento. La misma lógica aplica para hortalizas y vegetales frescos: cajas livianas, apilables y capaces de optimizar espacio en contenedores.

El denominador común es que, en todos los sectores, el corrugado logra adaptarse a las necesidades de cada producto sin sacrificar funcionalidad ni sostenibilidad.

Innovación frente a la sostenibilidad

Las regulaciones internacionales, como el Reglamento de Envases y Residuos de Envases de la Unión Europea (PPWR), han puesto la sostenibilidad en el centro de la agenda exportadora. Para la industria del corrugado en América Latina y el Caribe, esto representa una oportunidad: ofrecer soluciones reciclables, monomateriales y con menor huella de carbono frente a plásticos y maderas.

Los estudios comparativos refuerzan esta ventaja. Investigaciones recientes demuestran que las cajas de cartón corrugado, aun siendo de un solo uso, tienen menor impacto ambiental que las de madera en indicadores como emisiones de CO₂, eutrofización y toxicidad. Al mismo tiempo, el corrugado se beneficia de tasas de reciclaje superiores al 80% en muchos mercados destino, lo que fortalece su aceptación global.

En paralelo, emergen innovaciones que amplían sus posibilidades: recubrimientos especiales para prolongar la vida útil, sensores integrados para monitorear frescura en tiempo real y diseños estructurales más ligeros, que reducen costos logísticos y consumo de materiales.

Logística y competitividad regional

El corrugado también aporta eficiencia logística, un aspecto crítico para la competitividad exportadora. Cajas diseñadas bajo normas internacionales permiten aprovechar mejor el espacio en pallets y contenedores, reduciendo mermas y optimizando costos de transporte.

En mercados como Estados Unidos y Europa, donde los minoristas demandan empaques listos para exhibición, el corrugado se adapta con impresiones de alta calidad que comunican marca y origen. De esta forma, una caja no solo protege, sino que también diferencia y agrega valor en el punto de venta.

Para la región, donde las exportaciones agroindustriales representan una parte vital de la balanza comercial, esta capacidad de sumar eficiencia y valor agregado en un mismo material convierte al corrugado en un socio estratégico del desarrollo.

Una ventaja competitiva regional

Latinoamérica y el Caribe poseen condiciones únicas: clima, biodiversidad y tradición agrícola. Pero sin un empaque confiable, gran parte de esa riqueza se perdería en el trayecto. El corrugado ha demostrado ser la respuesta más eficiente y sostenible para conectar los productos de la región con el mundo.

Hoy, más que nunca, cada caja es un símbolo de competitividad: detrás de ella hay innovación, adaptación a normativas globales y un compromiso con la economía circular. En un mercado internacional que no perdona fallas logísticas ni descuidos ambientales, el cartón corrugado se reafirma como el estándar que abre mercados y proyecta el futuro de las exportaciones latinoamericanas.