Abrir un paquete dejó de ser un acto rutinario para convertirse en un ritual cargado de expectativas y emociones. El fenómeno del unboxing, popularizado en redes sociales, ha transformado la relación entre consumidores y marcas. Ya no basta con entregar un producto: se espera que el empaque sorprenda, comunique y refuerce la identidad de la empresa.
En este nuevo escenario, el cartón corrugado se posiciona como un aliado estratégico. Su versatilidad estructural, capacidad de personalización y ventajas sostenibles lo han convertido en el material predilecto para crear experiencias memorables sin comprometer eficiencia logística ni costos.
Durante décadas, la caja fue vista como un simple contenedor. Hoy es el primer contacto físico entre el cliente y la marca, y por lo tanto, un elemento clave de fidelización. Su equilibrio entre resistencia y ligereza permite innovar en formatos que destacan tanto en la logística como en la experiencia sensorial. Además, su carácter reciclable lo convierte en la opción preferida frente al plástico u otros materiales, con tasas de reciclaje superiores al 80% en la mayoría de los mercados regionales.
El comercio electrónico ha sido el gran catalizador del unboxing. Pedidos más frecuentes, envíos más rápidos y diversidad de productos obligan a pensar empaques inteligentes. Durante una entrevista con ACCCSA LIVE, la ingeniera industrial Marcela Páez, consultora logística con más de 20 años de experiencia, lo sintetiza así: “el corrugado no solo protege un producto: también influye en la eficiencia de toda la operación”.
Páez advierte que un empaque mal diseñado puede disparar costos ocultos: más devoluciones, mayor espacio de almacenaje y tiempos extra de manipulación. La solución, sostiene, está en la colaboración temprana entre fabricantes de cartón y marcas: “Cuando el proveedor se involucra desde el diseño, pensando en simplificar y optimizar, el resultado es mucho más eficiente para todos”.
El unboxing también refleja el creciente interés por empaques responsables. Los consumidores esperan que la experiencia sea emocionante, pero también coherente con valores ambientales. En este terreno, el corrugado parte con ventaja: es reciclable, renovable y puede reducir hasta un 69% las emisiones de CO₂ frente a alternativas plásticas reutilizables.
Marcela Páez lo resume de manera contundente: “Ser sostenible no es solo usar material reciclado o reducir el gramaje. Es hacerlo sin complicar la logística, sin aumentar los costos ocultos y sin poner en riesgo la experiencia de entrega”.
En América Latina, donde el e-commerce crece a doble dígito y la sostenibilidad es cada vez más exigida por los mercados internacionales, el unboxing abre una ventana de diferenciación. Marcas locales ya experimentan con cajas reutilizables, cintas solubles en agua y diseños modulares que reducen el vacío en el transporte.
La conclusión es clara: el empaque dejó de ser accesorio para convertirse en protagonista. Como enfatizó Marcela Páez en su participación en ACCCSA LIVE: “Hoy, ser estratégico no es tener el mejor producto de cartón corrugado. Es estar presente como un aliado confiable que entiende cómo ayudar a su cliente a llegar mejor, más rápido y más eficiente a su propio consumidor”.
El unboxing redefine el papel del cartón corrugado: ya no solo protege, sino que también comunica, emociona y conecta. Su versatilidad técnica, su condición sostenible y su aporte a la eficiencia logística lo convierten en el material que mejor responde a las demandas del presente. En América Latina, el reto está en aprovechar esta tendencia no como moda pasajera, sino como una estrategia que impulse competitividad, sostenibilidad y valor agregado en cada caja que sale de nuestras plantas.