La industria del cartón corrugado en Latinoamérica enfrenta desafíos desde la perspectiva de las cadenas globales de valor (CGV). Ella se encuentra atrapada en la producción básica de bajo valor que consiste simplemente en convertir materias primas industriales en láminas y cajas. Así, parece una tarea simple que enfrenta márgenes bajos y batallas encarnizadas por el market share. Sin embargo, las inversiones estratégicas en automatización y digitalización pueden ayudar a los corrugadores a avanzar hacia actividades de mayor valor.
La teoría de la curva smile en CGV indica que el mayor valor está en las actividades de pre-producción (I+D, diseño) y post-producción (marketing, servicios). Las innovaciones e inversiones estratégicas en tecnologías de impresión digital pueden ayudar a los fabricantes de corrugado a avanzar hacia segmentos de productos premium con márgenes más altos. La impresión digital proporciona servicios de valor añadido como personalización, capacidades para tiradas cortas y gráficos de alta calidad que transforman el empaque de una protección básica a herramienta efectiva de marketing.
La integración digital en la cadena es una nueva frontera. Al conectar sistemas de diseño con la programación de producción en la nube, los corrugadores pueden reducir tiempos de pedido a entrega hasta en un 40%, aumentando el valor mediante la capacidad de respuesta sobre la eficiencia de costos. El just-in-time se convierte en un servicio valoroso.
El sector del cartón corrugado exhibe una automatización variada: los grandes productores invierten en sistemas en México y Brasil y en integración de principio a fin en la cadena, mientras que los mercados más pequeños emplean soluciones específicas para problemas puntuales. Las empresas exitosas aprovechan la automatización para reducir costos y ofrecer servicios inalcanzables con producción manual: entregas rápidas, personalización de productos y análisis de sostenibilidad.
La automatización por sí sola no puede salvar la industria, pero puede crear el balance de costos adecuado para permitir inversiones en capacidades de mayor valor. A medida que los fabricantes locales evolucionen, pueden capturar cada vez más valor generalmente reservado para empresas en economías desarrolladas, redefiniendo el papel de la región en las cadenas de valor globales, pasando de una producción impulsada por costos a una prestación de servicios habilitada por la innovación.