En la operación diaria de una planta corrugadora, el desperdicio generado en la onduladora representa una de las fuentes de pérdida más relevantes, aunque no siempre evidentes. Desde capas dañadas hasta fallos de empalme, desde pegados defectuosos hasta sobreproducción por mala planificación, el rango de causas es tan amplio como su impacto.
A nivel técnico, el desperdicio puede originarse por múltiples factores: mala condición de los papeles, fallos mecánicos, errores humanos, condiciones ambientales y falta de control en procesos críticos. A nivel estratégico, muchas veces responde a una débil cultura operativa y ausencia de sistemas sólidos de medición y mejora continua.
Causas comunes y consecuencias operativas
Los datos recopilados en plantas de la región indican que los puntos de mayor incidencia incluyen:
Estas pérdidas no solo afectan el costo por metro cuadrado fabricado, sino que también impactan la calidad del producto final, la eficiencia energética, los tiempos de entrega y la sostenibilidad del proceso.
De la reacción al control: la cultura del dato
Superar esta problemática requiere más que buenas intenciones. Implica establecer un sistema estructurado que articule medición, control, análisis de causas raíz y gestión participativa. Medir en peso y no en unidades, monitorear en tiempo real, documentar pérdidas por origen y analizar tendencias por tipo de defecto son pasos fundamentales para construir una base de acción confiable.
Un plan efectivo de reducción del desperdicio debe integrar:
La onduladora como núcleo de transformación
La onduladora es, por definición, el corazón de la fábrica. Es allí donde se transforma el papel en valor agregado. Por tanto, minimizar el desperdicio en este punto es uno de los factores más directos para mejorar el margen operativo de una planta.
Desde revisar el sistema de alineación de papeles, ajustar la tensión de frenos y guías, hasta estandarizar anchos, controlar humedad y eliminar excesos en el planificador de producción, cada mejora técnica tiene un correlato en la eficiencia global del sistema.
Menos pérdida, más competitividad
En tiempos donde la sostenibilidad y el control de costos son claves para la permanencia en el mercado, reducir el desperdicio no es una opción, sino una necesidad estratégica. Una onduladora eficiente no solo entrega más metros útiles; entrega más valor a la operación, al cliente y al entorno.
Con información, disciplina técnica y cultura de mejora, es posible convertir lo que antes era una pérdida asumida, en una ventaja competitiva real y sostenible.