La caída en la demanda de cajas corrugadas: una señal de alerta económica con impacto global
EE. UU. vive la mayor caída en consumo de cajas desde 2016, con cierres históricos de plantas y alzas de precios que alertan sobre la economía global y su impacto en América Latina

Un indicador adelantado de la economía real
En los mercados internacionales, la demanda de cartón corrugado funciona como un “termómetro” del dinamismo económico. El uso de cajas está presente en casi todas las cadenas de valor: exportaciones agrícolas, comercio electrónico, consumo masivo, electrodomésticos, logística industrial y manufactura. Por ello, cualquier cambio en su consumo se interpreta como una señal temprana de lo que ocurre en la economía real.
Hoy, ese termómetro muestra cifras preocupantes. Según el artículo “Cardboard Box Demand Is Slumping. Why That’s Bad News for the Economy” publicado por The Wall Street Journal, la demanda de cajas de cartón en Estados Unidos ha caído hasta niveles no vistos desde 2016, lo que refleja un enfriamiento en el consumo y la producción que va más allá de un ajuste coyuntural.
Cierres de plantas y pérdida de capacidad
El impacto en la capacidad productiva es contundente. En apenas ocho meses, Estados Unidos ha perdido el 9 % de su capacidad de producción de containerboard —las láminas que sirven de base para fabricar el cartón corrugado— debido al cierre de varias plantas, de acuerdo con The Wall Street Journal.
Estos cierres no solo reducen la oferta disponible; también constituyen un hecho histórico: la magnitud de la reducción equivale al doble de lo que se observó durante la recesión de 2009, cuando el sector enfrentó uno de sus momentos más críticos.
La paradoja de los precios al alza
A pesar de la caída en la demanda y en el volumen producido, los precios del papel no han bajado. Por el contrario, los productores han continuado aumentando tarifas como mecanismo para compensar los elevados costos de energía, transporte y materias primas. Tal como resalta The Wall Street Journal, esta dinámica genera una paradoja: hay menos consumo y menos producción, pero los precios siguen en ascenso, lo que repercute en los costos finales de los productos embalados y, en consecuencia, en la inflación que perciben los consumidores.
Factores detrás del desplome
El retroceso en la demanda de cajas responde a una combinación de causas estructurales y coyunturales:
- Consumo debilitado y ajustes en inventarios por parte de empresas y hogares que compran menos y planifican con mayor cautela.
- Optimización de empaques en el e-commerce, donde compañías como Amazon están reduciendo el uso de cajas internas y sustituyéndolas por sobres u otros sistemas más ligeros.
- Altos costos de producción, especialmente en energía y químicos, que han erosionado la rentabilidad de las plantas y forzado cierres en operaciones menos competitivas.
- Tensiones comerciales y aranceles internacionales, que han ralentizado el flujo de mercancías y disminuido la necesidad de empaques para exportación.
Riesgos más allá de Estados Unidos
El caso estadounidense no se queda en sus fronteras. Como principal motor de consumo global, cualquier caída en su demanda de empaques impacta a los países que exportan hacia este mercado. América Latina, con una fuerte participación en agroexportaciones, manufactura y comercio electrónico regional, no es ajena a estas fluctuaciones.
Para los corrugadores latinoamericanos, la situación plantea varios retos:
- Ajustar estrategias de producción frente a posibles caídas en pedidos vinculados a exportaciones.
- Acelerar procesos de innovación para ofrecer empaques más eficientes y diferenciados.
- Diversificar aplicaciones del cartón corrugado hacia segmentos en crecimiento, como pallets, mobiliario liviano o exhibidores de punto de venta.
- Fortalecer la sostenibilidad como valor agregado, en línea con las exigencias de los consumidores y regulaciones internacionales.
Una recuperación lenta y con desafíos
Aunque algunos analistas prevén que la contracción pueda estabilizarse con los ajustes de capacidad, no se espera una recuperación rápida ni en forma de “rebote en V”. Más bien, las proyecciones apuntan a una recuperación modesta hacia 2026, siempre y cuando se relajen las tensiones comerciales y mejoren las condiciones de consumo.
En este contexto, las corrugadoras que sobrevivan al ciclo de ajuste probablemente saldrán más fuertes, aunque en un mercado más concentrado y competitivo. Para América Latina, el desafío será aprovechar este periodo de transición para reforzar su competitividad, invertir en innovación y consolidarse como un proveedor estratégico en las cadenas de valor globales.
El cartón corrugado, muchas veces visto como un insumo secundario, vuelve a demostrar su papel como un indicador adelantado de la economía global. La caída actual en Estados Unidos con menor consumo, cierres de plantas y precios en ascenso es una advertencia de que el dinamismo industrial y comercial enfrenta tensiones profundas.
Para el sector cartonero regional, este panorama representa tanto un desafío como una oportunidad: anticiparse, adaptarse y convertir la innovación y la sostenibilidad en herramientas clave para asegurar resiliencia en un entorno incierto.
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