Celulosa Argentina vendida por US$ 1: un caso que sacude al sector papelero
La emblemática papelera atraviesa una crisis profunda y cambia de manos por una suma simbólica, dejando interrogantes sobre el futuro de la industria en la región

Una transacción simbólica con deudas millonarias
La empresa Celulosa Argentina, uno de los referentes históricos del sector papelero en Sudamérica, fue vendida por un dólar estadounidense, en el marco de una operación marcada por pasivos millonarios. El comprador es el empresario textil Eduardo Escasany, quien asume el desafío de reflotar una compañía que arrastra años de dificultades financieras.
De acuerdo con las publicaciones de La Nación “Se vendió Celulosa Argentina: quién es el empresario que compró por US$1 la papelera en crisis”, Infobae “Con deudas millonarias, se vendió Celulosa Argentina por USD 1: quién es el nuevo dueño”, y Cartón y Corrugado “Celulosa Argentina es vendida por US$ 1”, la operación incluye el compromiso de enfrentar obligaciones que superan los US$ 200 millones.
Un símbolo de los vaivenes industriales en la región
La historia de Celulosa Argentina refleja los retos estructurales que enfrenta el sector: altos costos energéticos, presión fiscal, caída de la demanda interna y dificultad para acceder a financiamiento competitivo. Durante décadas, la compañía fue un actor clave en la provisión de papeles para envases y embalajes, con fuerte presencia en los mercados de cartón corrugado.
Su deterioro financiero y operativo evidencia cómo los cambios en la macroeconomía impactan directamente en industrias estratégicas, y cómo las decisiones empresariales deben adaptarse a contextos cada vez más volátiles.
Relevancia para la comunidad corrugadora
Para los asociados de ACCCSA, este caso es una señal de alerta y, al mismo tiempo, una oportunidad de análisis. La inestabilidad de un proveedor histórico de papeles muestra la vulnerabilidad de la cadena de suministro regional. Al mismo tiempo, reabre la discusión sobre la importancia de contar con modelos de gestión sostenibles, inversiones en tecnología y diversificación de fuentes de materia prima.
En un mercado donde la competitividad depende tanto de la eficiencia operativa como de la capacidad de adaptación, el futuro de Celulosa Argentina será observado de cerca por toda la industria corrugadora latinoamericana. La continuidad de su producción y su eventual recuperación marcarán el pulso de un sector que sigue siendo vital para el comercio, la exportación agrícola y el consumo masivo en la región.
Una lección para el futuro
El caso pone en relieve la necesidad de fortalecer estrategias colectivas, promover marcos regulatorios más previsibles y apostar por la innovación como eje de resiliencia. En un entorno global donde la sostenibilidad y la eficiencia son condiciones de competitividad, las empresas de la región deben anticiparse a escenarios críticos para no repetir historias de crisis estructural.
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